El argentino Emilio Marcos Palma es el primer ser humano que
nació en la Antártida el 7 de enero de 1978 en la Base Esperanza. Recibe cartas
e invitaciones de presidentes de todo el mundo. Estuvo de novio con la primera
mujer nacida allí, también en 1978.
Emilio Marcos Palma |
Hay una razón fundamental para entender todo esto: Emilio es
el primer ser humano que nació en la Antártida, una suerte de Adán del quinto
continente. Pero tan argentino como el dulce de leche. "¿Te imaginás estar
delante del primer hombre que nació en el Africa?. Bueno, yo soy el primer ser
humano que nació en el continente antártico", dice. "No soy un caso
único, ya que después nacieron otros siete, pero nadie me quita el hecho de
haber sido el primero", ríe Emilio.
Para 1980 habían nacido seis niños más en la base:4 Rubén
Eduardo de Carli (21 de septiembre de 1979), Francisco Javier Sosa (11 de
octubre de 1979), Silvina Analía Arnouil (14 de enero de 1980), José Manuel
Valladares Solís (24 de enero de 1980), Lucas Daniel Posse (4 de febrero de
1980) y María Sol Cosenza (3 de mayo de 1983).
Hace algunos años anduvo de novio con la primera mujer que
nació en ese en la Antártida. La chica de nombre María de las Nieves Delgado
fue la primera niña antártica, nacida en la Base Esperanza el 27 de marzo de 1978,
hija de Juana Paula Benítez de Delgado y el Sargento Cocinero Néstor Antonio
Delgado."Los amigos nos cargaban y nos decían que éramos los
Adán y Eva del paraíso de hielo",dice Emilio Palma. "Rompimos la
relación, pero no la amistad. Seguimos siendo buenos amigos", cuenta,
quien estudió de analista en Sistemas.
Base antártica argentina Esperanza |
En su departamento Emilio Palma, guarda recortes y fotos que le sacaron los
medios que cubrieron su nacimiento en la Base Esperanza el 7 de enero de 1978.
En las fotos aparece envuelto en una capa de piel que le llevó de regalo una
cronista de la revista Siete Días. Su madre, María Morello, lo tiene en brazos
y a su lado sonríe su padre, el teniente coronel (re) Jorge Palma.
La familia Palma se quedó muy poco en la Antártida debido al
peligro que representaba para Emilio el ambiente limpio que se respira. Al no
haber contaminación, nadie contrae allí una enfermedad infectocontagiosa; por
eso, un bebé no puede adquirir anticuerpos.
Emilio Marcos Palma recién nacido con sus padres |
Para evitar esto, a poco de que se le sacaron las fotos y de
que se promocionó que "el primer bebé antártico es argentino" (eran
los tiempos en que "los argentinos somos derechos y humanos") él y
sus padres fueron remitidos silenciosamente a Bahía Blanca y, de allí, a
Misiones, Bariloche, Mendoza, San Juan, Neuquén y Buenos Aires, donde finalmente
se quedaron. "Pasábamos todo un año organizándonos en un lado, y al
siguiente nos volvíamos a mudar", cuenta. Pero entre tantas vueltas nunca
volvió al lugar que lo vio nacer: "Ahora, la base Esperanza tiene muchas
más comodidades que cuando yo nací. Antes no había hospital; los médicos que
asistieron a mi mamá vinieron del continente. Y como tampoco había registro
civil, me inscribieron en Tierra del Fuego".
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