La construcción de la base comenzó a fines de 1947, y fue
inaugurada por la Armada Argentina el 25 de enero de 1948 con el nombre de
Destacamento Naval Decepción (algunas fuentes también lo citan como
Destacamento Naval 1° de Mayo), siendo su primer jefe el teniente de navío
Roberto Cabrera. En las décadas siguientes fue el principal asentamiento
argentino en la Antártida.
Desde diciembre de 1967, debido a erupciones volcánicas en la isla, terminó su etapa como base permanente y pasó a ser de uso en verano. En la década de 1990 su nombre fue modificado a Base Antártica Decepción y más generalmente a Base Decepción.
Desde diciembre de 1967, debido a erupciones volcánicas en la isla, terminó su etapa como base permanente y pasó a ser de uso en verano. En la década de 1990 su nombre fue modificado a Base Antártica Decepción y más generalmente a Base Decepción.
En la base funcionó desde el principio un observatorio
meteorológico, agregándose en 1950 un sismógrafo y en 1951 una estación
ionosférica. La investigación actual es principalmente geológica y
vulcanológica.
La base consta de ocho edificios, algunos de los cuales han
sido dañados por piroclastos. En la casa principal hay dormitorios, cocina,
salón de estar, una despensa, y la oficina de radio. La casa de emergencia es
también habitable. Otros edificios son el Observatorio Volcanológico, y la casa
de botes. Hay un helipuerto y un muelle precario.
En la campaña antártica de verano 2016-2017 la base fue
abierta el 21 de diciembre de 2016 y fue cerrada el 13 de marzo de 2017. La
dotación fue embarcada en el transporte ARA Bahía San Blas.
El Observatorio Volcanológico Decepción (OVD) tiene su sede
en la Base Decepción y fue creado en el verano austral de 1993, aunque su
inauguración formal fue el 25 de enero de 1995. En él trabajan científicos
argentinos del Instituto Antártico Argentino y la Universidad de Buenos Aires;
y españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Museo
Nacional de Ciencias Naturales de España. El observatorio realiza de diciembre
a marzo el monitoreo sísmico y el seguimiento de la composición química de los
gases fumarólicos, junto con estudios de gravimetría, magnetometría y controles
termométricos de fumarolas y suelos calientes.
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