Todos los veranos, expertos del Instituto Antártico
Argentino se despiden de sus familias para pasar varios meses en la Base
Carlini, donde le toman el pulso a los glaciares, y monitorean las poblaciones
de algas, microorganismos, aves y mamíferos marinos.
La llamada avisándonos que tenemos tres lugares disponibles
para viajar a la Antártida en el último Hércules que sale antes del otoño llega
después de semanas de tratativas. A las cuatro de la madrugada del miércoles 9
de marzo, Emiliano Lasalvia, Fernando Gutiérrez y yo nos encontramos con Lucas
Carol Lugones, vicecomodoro de la Fuerza Aérea, en el hall del Aeroparque de
Buenos Aires. Nos espera con cuatro grandes bolsos que contienen trajes de
Goretek, guantes, gorras con orejeras y botas para soportar nevadas y
temperaturas gélidas.