Científicos y militares argentinos investigarán el cambio climático en la base antártica más austral
Un equipo de 21 científicos y militares argentinos arribaron
el martes 20 de diciembre, a la base Belgrano II, a más de 4.500 kilómetros de
Buenos Aires y menos de 1.700 del Polo Sur, donde enfrentarán una noche polar
de cuatro meses, con temperaturas de hasta 35 grados bajo cero, para realizar
investigaciones sobre el cambio climático y fenómenos atmosféricos.
Belgrano II es la más austral de las bases argentinas y está
situada al este del Mar de Weddell, por lo que la dotación recién arribada no
volverá a tener contacto con personas ajenas al grupo hasta que sean relevados
en diciembre de 2017.
El jefe de la base, capitán Alejandro Hermosa, contó que: “para llegar hasta acá tuvimos que salir de Buenos Aires en un vuelo de
Aerolíneas Argentinas que nos dejó en Ushuaia; de ahí un avión de transporte
Ilyushin-76 nos llevó en un vuelo de cuatro horas hasta el aérodromo de Glaciar
Unión donde un avión de enlace Basler BT-67 nos esperaba para llevarnos en un
vuelo de tres horas hasta la pista de anevisaje a ocho kilómetros de Belgrano
II donde nos esperaba la dotación saliente con los vehículos para llevarnos con
nuestro equipo hasta la base”.
Hermosa contó que “la dotación con la que acabamos de tomar
la base es de 21 personas; 16 efectivos del Ejército Argentino, dos de la
Fuerza Aérea que trabajan para el Servicio Meteorológico Nacional y tres
científicos de la Dirección Nacional del Antártico que realizan tareas en el
Instituto Antártico Argentino”.
El militar agregó: “la posición geográfica de Belgrano II
permite hacer muchas investigaciones sobre la capa de ozono, las auroras
polares y otros fenómenos atmosféricos, además hay varios trabajos referidos a
la glaciología”.
“Hoy estamos trabajando con temperaturas máximas de tres
grados bajo cero y eso nos permite aprovechar al máximo para hacer tareas al
aire libre que en la noche polar de mayo a agosto pueden volverse más complejas
con temperaturas de hasta 35 grados bajo cero”, apuntó.
En ese sentido añadió que para terminar de instalarse
"resta recibir el abastecimiento que este año va a llegar por
aerolanzamiento en unos días; esa va a ser la última vez que veamos una cara
ajena al grupo de la base hasta que nos vengan a relevar en diciembre del año
que viene”.
“Lo más complicado durante la noche polar va a ser el
abastecimiento de agua; tenemos algunos campos de hielo ya marcados y día por
medio vamos a tener que salir para picar bloques que tendremos que entrar a la
base para derretirlos”, indicó.
El jefe de base advirtió que “la posición de Belgrano II es
bastante aislada y somos conscientes de que es muy difícil contar con que nos
pueda llegar asistencia en invierno ante alguna contingencia, por eso contamos
con un médico y un enfermero”.
Consultado por la lejanía con la familia, el capitán
Hermosa, de 34 años, casado y padre de dos nenas de uno y tres años, dijo:
“ésta es mi primera invernada y nunca había estado tanto tiempo lejos de la
familia, pero eso es algo para lo que uno se prepara desde que comienza a servir
en la Dirección Antártica del Ejército y que va charlando con los seres
queridos en cada etapa del proceso; además tenemos la posibilidad de mantener
contacto a través del teléfono e internet”.
“Ésta también es una oportunidad para forjar un espíritu de
grupo, va a ser un año completo el que esta comunidad tenga por delante en
completo aislamiento y no hay manera de no ver las mismas caras varias veces al
día, de todos nosotros va a depender que este año pueda aprovecharse al máximo
para cumplir con todos los objetivos trazados”, concluyó.
Télam
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